miércoles, 13 de junio de 2012

De como unas zapatillas con nombre gracioso le pegaron a la pared.


Encontrar esas zapatillas especiales que sirven para subirse por las paredes y que tienen un nombre muy gracioso para una niña, y de talla 24 no fue una tarea fácil.

Con el tiempo y buscando mucho, le compramos unos pies de gato talla 26 y con dos pares de calcetines por fin se en encaramó a una pared vertical con unos 30 cm de gomaespuma bajo sus pies.


A partir de ese momento ya no hubo forma de bajarla de las paredes.















De como dar la brasa para conseguir un sueño.


La brasa que nos dio a partir de ese día, ¿que porque no la dejábamos subir por todas partes? Fallo nuestro, en lugar de decirle una excusa banal o un rotundo y poco ejemplar, -porque no-, le dijimos la verdad. Que para escalar por los sitios se necesitaban unas zapatillas especiales, cuerdas, casco, arnés y que tenía que ser en sitios seguros. La respuesta no se hizo esperar, -¿cuando vamos? y ¿cuando me compráis las zapatillas esas? y ¿cuando vamos? y ¿cuando me compráis las zapatillas esas? y ¿cuando vamos? y ¿cuando me compráis las zapatillas esas? y ¿cuando vamos? y ¿cuando me compráis las zapatillas esas? y ¿cuando vamos? y ¿cuando me compráis las zapatillas esas? y……..........................….hasta que nos dimos por vencidos.

No es fácil recorrer Valencia intentando convencer a un tipo, que una niña de 3 años quiere iniciarse en la escalada en sus instalaciones, sin que pensaran que la llevábamos como su fuera a ir a un parque de bolas. Afortunadamente una amiga me comentó que había una tienda con material de montaña donde ella solía comprar y que tenía un boulder donde tal vez le podrían dejar.

Llegamos a Vents de Muntanya i Natura en la calle Actor Mora Nº 23 (aunque entonces estaba en el Nº 18) y allí con cara de asombro después de escuchar la historia y mirando una niña de no más de 1 metro de altura, Santa dijo lo que Lucía llevaba tiempo esperando oír, "vale"




martes, 12 de junio de 2012

De cuando el tema de la escalada se empezó a ponerse serio.


Lucía tendría unos 2 años cuando un día íbamos en bicicleta por el parque del cauce del río Turia. Cuando de repente Lucía, que estaba sentada en la sillita de detrás de su madre, se puso a gritar como una loca que quería ir a un parque para niños  que vió junto a las pistas de atletismo. Allí había un típico mini rocódromo infantil en forma triangular. Ya no le interesaba otra cosa mas que subir, bajar, subir, bajar, subir y bajar.





Cuando tenía 36 meses cuando una mañana de visita a un familiar en el parque de bomberos de Alicante, Lucía se quedó prendada de aquella pared altísima pintada de color azul, donde estaban pegadas aquellas  grandes "piedras" de colores como las del parque de Valencia pero a lo bestia. Fue su primer contacto con un rocódromo y como una gracia, se nos ocurrió dejar que se subiera a las primeras presas, con el tiempo justo para sujetarla cuando ya se nos escapaba de las manos en las alturas.


De como el jugar, siempre es más divertido si no se toca el suelo.


En la guardería las cuidadoras y el resto de madres y padres la recuerdan siempre subida a la valla de la puerta pasando de un lado a otro. Era su lugar favorito para jugar.


El caso es que siempre prefirió el estar subida en algún sitio, de ahí el título del Blog "Lucía bájate de ahí". Desde entonces es imposible que no repitamos esa ya tan odiada frase unas 15 veces a lo largo del día. Pero subirse por todas partes es lo que más le gusta, que le vamos a hacer.



26 de febrero de 2006
Vestida de patito para el carnaval
en la puerta de la Guardería Lápices



De como empezó esto de subirse por las paredes.

Podríamos empezar diciendo, que Lucía antes de salir fuera del vientre materno no paraba de moverse arriba y abajo, pero claro, eso no quiere decir nada.

El tema de subirse por las paredes comenzó a los 6 meses, y cada vez que lo recuerdo lamento no haberlo fotografiado. Una tarde nos la encontramos de pié en el parque/cuna donde la solíamos dejar jugando, desafiando ya la ley de la gravedad, con las piernas temblando y firmemente agarrada con sus deditos a la red ahí estaba ella de pie cuando en teoría (y solo en teoría) con ese tiempo no pasan de mantener el equilibrio sentados sin nada más que les sujete.


Lo de su amor por las alturas suponemos (porque no le damos otra explicación) que es porque siempre prefirió ir a caballito sobre nuestros hombros mirando el mundo desde arriba, que a ir en el carro. La bolsa esa que compramos que nos costó una pasta enorme para llevar a la peque contra el pecho, apenas la gastamos un par de veces, y para moverse por ahí habían dos opciones, a caballito o bronca.


A los 8 meses ya empezaba a caminar y pese a por consejo de la pediatra intentar retrasar en lo posible el que no caminara tan pronto, hubo un momento en el que ya nos fue imposible evitarlo, llegaba antes a los sitios caminando que gateando. Tenía 10 meses y se recorría la casa por todas partes.


20 de febrero de 2005
con toda la casa llena de protecciones


A los 15 meses ya era capaz de subir al sofá sin ayuda.

17 de julio de 2005 en una casa rural de Ares del Maestre